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Cosas de mujeres

sábado, noviembre 14, 2009

La correcta aplicación de un producto sobre el rostro es fundamental

Ya sea en forma de crema, fluido, tónico, mascarilla... cualquier tratamiento de belleza que apliquemos sobre la piel de nuestra cara nos aportará unos beneficios específicos. Ahora bien, existe un aspecto primordial al que no solemos brindar la atención que se merece y es cómo aplicar correctamente estos productos.
Pues bien, la primera norma y quizá la más importante es que no deberemos estirarnos nunca la piel, ya que eso provoca la distensión de los tejidos acelerando el envejecimiento. Así pues, la piel de la cara no debe estirarse y los movimientos deberán de ser ascendentes.
Aplicaremos siempre las cremas empleando las dos manos.
Al secar el rostro, lo haremos suavemente con una toalla o un pañuelo de papel, de forma que se absorba la humedad mediante ligeras presiones, sin frotar a lo bestia.
La limpieza del cutis debe ser también una excelente ocasión para activar la circulación, es por ello que utilizaremos la yema de los dedos o un algodón, realizando siempre movimientos suaves y circulares.
La epidermis que cubre el contorno de nuestros ojos es extremadamente frágil, delicada y fina, lo que provoca que, en ocasiones, se deteriore con suma facilidad, por lo que en esta parte tan comprometida de la cara aplicaremos las cremas con ligeros toquecitos sin distender los tejidos.
El proceso de desmaquillar la cara siempre se inicia por los ojos. Para ello se debe utilizar un algodón empapado en el producto desmaquillante y deslizarlo muy suavemente por el párpado pero sin frotar.
La aplicación de las cremas en el cuello y el escote se realizará con un suave masaje ascendente. El tónico se aplica con un trozo de algodón, realizando movimientos rápidos y suaves hacia las sienes.
Las cremas hidratantes se distribuyen con pequeños toques de crema para, seguidamente, extenderla por todo el rostro y cuello. Se aplica dando un pequeño masaje de tecleo con las puntas de los dedos, empezando por el mentón y ascendiendo hasta donde termina la frente.
Para hidratar la zona que rodea los ojos se deslizará la crema suavemente hacia las sienes, intentando seguir el sentido de la fibra muscular.
Las cremas nutritivas se distribuyen por el rostro y se friccionan las manos enérgicamente para después situarlas sobre el rostro, ejerciendo una presión suave sobre éste. El calor activará la penetración de los componentes.