Consejos útiles a la hora de comprar cualquier tipo de calzado
El tipo de calzado que usemos tiene mucha importancia a la hora de asegurarnos el buen funcionamiento de la estructura de nuestros pies. Así, cuando vayamos de compras a una zapatería, no sólo deberemos comprar con los ojos; y al margen de que los zapatos nos agraden, tendremos que ver si son adecuados o no para nuestro tipo de pie.
Siempre será mejor entrar en la zapatería cuando llevemos ya un tiempo caminando: los pies tienden a hincharse un poco durante el día, y así estarán más ajustados a su verdadero tamaño.
Habla con el dependiente sobre el número de calzado y tipo de pie: fino, ancho, arqueado... y ten siempre en cuenta que el número o la anchura del zapato puede variar según el distinto fabricante.
Ninguna de nosotras tiene los dos pies iguales; siempre hay uno más grande que otro, y este debe ser la referencia. Pruébate los dos zapatos a la vez y camina un poco con ellos por la tienda.
Si pasas la mayor parte del día de pie, busca zapatos de suela acolchada. Y si vas a caminar mucho, mejor que sean ligeros y de cordones.
Cuida tus zapatos. Los tacones gastados ejercen una presión irregular en el talón, que soporta el 25 por ciento de nuestro peso, y contribuye a un andar descompensado. Las suelas usadas no protegen de impactos contra superficies duras, que provocan una presión innecesaria en las juntas del metatarso.
Ahora, si lo que estás buscando son unas zapatillas deportivas y no tienes mucha costumbre de correr ni sabes cómo elegirlas, es importante que acudas a una tienda especializada en deportes, ya que el consejo de alguien que domine de verdad este mundo te será de gran ayuda a la hora de escoger bien y no acabes metiendo la pata.
Por supuesto, no vale escoger las primeras zapatillas de oferta que veas, incluso por muy buena que sea su marca o su calidad, ya que si no se adecúa a tu forma de correr y no se adapta a tu pie, sin duda será contraproducente para tu salud.
Si las quieres para correr, las zapatillas deben ser de correr. No valen las de tenis, ni las de baloncesto, ni... no no, ¡no es lo mismo! La mecánica del pie a la hora de practicar el ejercicio es distinta y con un calzado inadecuado contribuirás a facilitar las lesiones.
No compres las zapatillas del mismo número que los zapatos de vestir, sino medio o un número más, ya que al correr los pies suelen hincharse, con lo que comprimiríamos demasiado las uñas y podríamos sufrir roces en otras zonas del pie.
Evita correr con zapatillas desgastadas, especialmente en la zona del talón, ya que en este caso, producirás un desequilibrio mecánico del pie, lo que favorecerá lesiones como la tendinitis de Aquiles.
La amortiguación (cámaras de aire) será muy importante, ya que te ayudará a minimizar el impacto del cuerpo sobre las articulaciones. El mayor impacto tiene lugar cuando corremos cuesta abajo, ya que la pierna soporta aproximadamente el doble del peso corporal en cada paso.
Finalmente, si vas a correr, es recomendable que uses siempre calcetines, tanto si es verano como si es invierno, ya que sin ellos el pie suda más y aumentarás las posibilidades de tener ampollas y rozaduras. Y recuerda que la vida media de unas zapatillas para footing suele rondar entre los 700 y los 1.200 kilómetros, aunque en los primeros seiscientos, la mayoría ya han perdido bastante amortiguación.
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