Acostúmbrate a llevar una vida sana
He aquí una serie de hábitos saludables que deberías incorporar a tu quehacer diario y que te permitirán disfrutar al máximo de la vida:
-Lo primero después de levantarte de la cama, será desperezarse con un gran estiramiento ya que este simple gesto mejora la condición física general, incluso aunque no practiques ningún deporte. Y a lo largo de todo el día, continúa haciéndolo: estírate. Estar rígida mucho tiempo en el trabajo o en casa, delante del ordenador o la televisión, ..., aumenta los riesgos de sufrir algún tipo de lesión. Estirar los músculos de manera regular reduce la tensión y hará que sientas tu cuerpo mucho más relajado.
-Mientras haces la colada, conduces, paseas o simplemente respiras, mete tripa para adentro. Así tonificarás abdominales y espalda, algo que deberías incorporar a tu vida cotidiana y realizar a diario y a cualquier hora del día. Ir por la calle con el estómago metido hacia dentro endereza la espalda, elimina chepa y nos hará parecer más altas.
-Toma habitualmente el sol que fortalece huesos y dientes porque ayuda a nuestro cuerpo a producir vitamina D. Tomado a primera hora de la mañana o a última de la tarde, mejorarás el aspecto general de tu piel, reforzarás tu sistema inmunitario -estimula la creación de glóbulos blancos- y elevarás los niveles de serotonina, que se traduce en ¡más apetencia sexual! y menos depresiones. En época estival, ¡no te olvides de tu crema de protección solar!
-Ríete de todo. En casa, en el trabajo, a la vida… ¡échale una sonrisa y a buen seguro que saldrás airosa! Las que ríen, viven más y mejor. Remedio natural contra la tristeza: relaja la cara, libera endorfinas (una sustancia más fuerte que la heroína y la morfina que produce nuestro cerebro y que nos quitan el dolor) y elimina la tensión.
-No picotees entre horas que es una de esas malas costumbres que tanto nos gusta hacer. Si no puedes evitarlo, al menos no te comas lo primero que pilles cuando ataques la nevera. Decántate por un yogur o una pieza de fruta. Los médicos nutricionistas lo recomiendan porque el cuerpo absorbe mejor lo bueno de la fruta tomada sola en mitad de la mañana o de la tarde.
-Mastica los alimentos y come despacio ya que hacerlo deprisa incrementa entre 70 y 100 las calorías que ingerimos, puede producirnos molestos gases en la digestión y no nos permite saborear como merece los alimentos. Prueba y dedícale como mínimo media horita a cada comida, verás cómo te sientes más liviana y le pillas el gustillo a disfrutar de cada bocado.
-Acude a tu dentista con cierta regularidad y no tan solo cuando sufras algún problema. Una correcta higiene bucal protegerá nuestra salud y nos ahorrará dinero en tratamientos que se podrían haber evitado con la simple prevención.
-Si eres de las que todavía fuman, olvídate del cigarrillo, por favor. A parte de ser algo muy antiguo, le irá bien a tus pulmones, a tu bolsillo y sobre todo a tu piel.
-Bebe agua en abundancia porque por la orina eliminamos mucho de lo malo que acumula el cuerpo como las toxinas. Además, nos hidratamos, nos da sensación de saciedad, evita el estreñimiento crónico, previene infecciones y mejora los músculos. Dos litros al día. ¿Mucho para ti? No es tanto. Solo son ocho vasos en 24 horas.
-Camina, sube las escaleras andando. Aunque si tienes tiempo, lo mejor es pasear tranquilamente media hora diaria, a buen ritmo y sin descanso.
-Y para acabar una delicia para el paladar. Está de sobras comprobado que el consumo moderado de bebidas fermentadas previene enfermedades. Recuerda, moderado porque el abuso es totalmente contraproducente. La cerveza o el vino son dos ejemplos pertenecientes a este tipo de bebidas. Los responsables: los polifenoles. Buenos para el corazón, poseen alto contenido en fibra, protegen el estómago, son antioxidantes y previenen de la osteoporosis.
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