A mascar
Realizado en Gran Bretaña por el 'Wrigley Science Institute', un estudio demuestra que mascar un chicle al día nos haría perder unas mil calorías por mes.
En la prueba han participado 120 estudiantes de la Universidad de Liverpool. La mitad consumían chicle de manera habitual, y el resto querían adelgazar demostrando la investigación que masticar chicle entre dos y tres veces al día puede ayudar a perder entre 25 y 36 calorías diarias.
Los expertos aseguran que los sabores dulces de los chicles y el movimiento que realizamos al mascar ayudan a controlar "el ansia" que nos lleva al frigorífico. Nos ayuda a no picar entre horas, una de las causas principales de sobrepeso, y evita la mala costumbre de algunas de saltarnos el desayuno y la merienda, acumulando horas de hambre para la comida y la cena. Evita también que abusemos de la comida por aburrimiento, inquietud o problemas psicológicos. Y es que solemos usar la comida como una automedicación rápida por su efecto placentero. Tomar chicle nos relajaría por su sabor, tranquilizándonos además.
El estudio no habla de la incidencia del consumo de chicles en la salud bucodental de las consumidoras pero desmentir desde aquí la antigua creencia de que comer chicle es perjudicial para los dientes, ya que en la actualidad su fórmula no contiene tanta azúcar como antaño; por contra, este producto eleva un 10% la producción de saliva y por tanto, ayuda a prevenir las caries, previene la sequedad bucal y remineraliza el esmalte de nuestros dientes. No hablar ya de los beneficios psicológicos para calmar los nervios y bajar el nivel de estrés, por ejemplo, cuando conducimos. Además, masticar chicle eleva el nivel de concentración durante los entrenamientos en aquellas que practiquemos algún tipo de deporte ya que combate las paranoias e inseguridades que todas tenemos cuando estamos bajo presión. Y es un gran aliado para disminuir la acidez que sufre la boca después de una comida en la que no nos hemos lavado los dientes.
Eso sí, no nos vayamos a pasar ahora todo el día mascando. Como en todas las cosas, el abuso es malo. No debemos olvidar que masticar chicle supone un ejercicio constante de nuestra mandíbula que puede acabar provocando un desgaste en las articulaciones de la boca y provocarnos dolores agudos en esta parte de nuestra anatomía. Además, sí bien es cierto que los chicles sin azúcar no nos producirán caries, sí pueden ayudar a que nuestros dientes se muevan y acabemos por tener una mala mordida consiguiendo que nuestras piezas dentales se desgasten en exceso como efecto de roces entre las mismas.
No hay olvidar tampoco que en la elaboración de la mayoría de chicles se utilizan muchos compuestos químicos como colorantes o aromas que a pesar de que son totalmente aptos para el consumo humano pueden a la larga tener efectos secundarios, así que no es recomendable un uso continuado de este tipo de sustancias. Es preferible consumir chicles con aromas naturales.
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