Estilo, moda, belleza (y salud)

Cosas de mujeres

lunes, marzo 24, 2008

Parto natural

PartoEn la imagen, una niña llorando tras su nacimiento en una clínica de Cuzco, en Perú.
Muchas de las madres andinas o procedentes de la región del Amazonas prefieren dar a luz en posición vertical, como lo mandan sus tradiciones, por lo que los hospitales peruanos han comenzado a ofrecer esta posibilidad para evitar que den a luz en sus casas, lejos del auxilio médico.
Y aunque a algunas nos parezca sorprendente, resulta que el parto vertical, para muchos especialistas, es la posición más natural de traer un niño al mundo. La mujer está hecha para parir de pie, se dice. Cuando se acuesta, la pelvis se aplana y el canal de parto se hace rígido.
En opinión de los expertos la posición vertical evita infecciones debido a que si se rompen las membranas los líquidos fluyen; permite que la cabeza del bebé se apoye en el anillo cervical y la madre dilate más rápido; facilita la oxigenación porque la aorta está menos comprimida; hay menos posibilidades de hemorragias porque la vena cava está menos presionada; las contracciones aumentan, lo cual significa que el parto es más rápido; y el nervio presacro se ve más liberado, disminuyendo los dolores.
Otro alternativa que está ganando también auge como parto alternativo es hacerlo en el agua con el uso de este líquido como recurso de relajación durante el nacimiento.
El método es sencillo. La bañera se llena con agua filtrada o potable a un nivel de 6 a 10 centímetros, y a una temperatura de 37 grados centígrados. La parturienta se sumerge generalmente cerca del momento del alumbramiento. Una vez expulsado del útero, el recién nacido es extraído suave y calmadamente del agua y colocado en el regazo de la madre, donde luego de unos pocos segundos, el padre corta el cordón umbilical.
El entorno líquido favorece que la madre tenga la sensación de seguridad necesaria para mantener el control durante el proceso. Se convierte en un mecanismo de ahorro de energía, alivio del dolor y de relajación. Sin embargo, no todas las mujeres pueden parir en el agua. Hay a quienes se les facilita el trabajo del parto estando en la bañera; mientras que a otras no. Pero en términos generales el agua es un buen recurso para relajar.
Normalmente no es conveniente realizar un parto en el agua cuando las membranas se han roto prematuramente, pues existe la posibilidad de una infección ascendente hacia la vagina, aunque esto no está comprobado. Hay quienes también afirman que en el parto vertical existen posibilidades de infección por la cercanía de la madre al suelo durante el proceso. Sin embargo, nunca se han visto infecciones causadas por esta vía. Los riesgos que se corren durante un parto natural son los mismos que comúnmente pueden surgir aplicando otros métodos. No hay una incidencia significativa de infecciones en los bebés de acuerdo a lo investigado. Además, los defensores del parto natural no se cansan de repetir que éste permite a la madre la posibilidad de darle pecho rápidamente a su hijo, lo cual significa la oportunidad de transmitirle suficientes anticuerpos a través de la primera leche segregada o calostro.
Para que un parto natural se realice sin problemas existen una serie de condiciones: el médico debe brindar su apoyo emocional y físico a la madre de acuerdo a sus requerimientos; la intimidad debe ser absoluta; es necesaria la presencia de una enfermera o matrona y del padre; la pareja debe haber asistido a un curso de preparación prenatal; el ambiente debe tener una temperatura de 37ºC y si se usa agua, debe ser potable, su temperatura no mayor a 37ºC y el nivel entre 6 y 10 centímetros.
Para la madre las ventajas del parto natural son muchas. Disminuye la percepción del dolor; el uso del agua provoca el reblandecimiento de los tejidos, lo cual evita desgarres perineales, ejerce un importante efecto relajante y reduce la compresión de los tejidos y del abdomen; favorece la circulación sanguínea del útero y la oxigenación del bebé; se facilita la dilatación cervical y la expulsión rápida del bebé; y produce una sensación de confort, intimidad, privacidad y seguridad. En el caso del bebé, le permite salir al mundo exterior con menos posibilidades de traumas; no le afecta el uso de medicamentos, al no aplicarlos en la madre; no es separado de su madre; inicia precozmente la lactancia; e incluso ciertas corrientes dentro de la psicología han llegado a asegurar que el parto sin traumas permite a los individuos lidiar posteriormente con los conflictos sin violencia.