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Cosas de mujeres

viernes, diciembre 15, 2006

Vayamos al grano

El 60 por ciento de los jóvenes con granos en la cara ha sido objeto de burlas en algún momento, y un 48 por ciento ha renunciado a alguna actividad social por complejo. Si tú, o tu hijo, o un amigo/a o... es uno (o una) de los ocho de cada diez adolescentes afectados por el acné, padece una de las afecciones físicas que más problemas psicológicos provocan a esa edad. Porque el acné, aunque sea leve, puede causar depresión y problemas emocionales.
Según el Primer Estudio Sociológico del Acné 2005, los jóvenes con granos tienen la autoestima más baja y casi 4 de cada 10 aseguran haber tenido problemas en las relaciones con el otro sexo. Creen que ligarían más si no los tuvieran, y afirman haber dejado de fotografiarse, ir a bares o discotecas o ponerse camisetas de tirantes (el acné también afecta a la espalda, el pecho y los hombros) por la vergüenza que les produce su aspecto. Ese «defecto» les dificulta entablar una conversación con otra persona que les atrae porque se consideran «inferiores» y creen que no pueden relacionarse con gente atractiva. Y las chicas sufren más que los chicos. Declaran que cuando les sale un grano se ponen de mal humor, se enfadan con mayor facilidad, están irritables y tristes... En los casos más serios, rechazan su propia imagen y enmascaran sus inseguridades en actitudes de timidez o de aislamiento, y esto repercute en su desarrollo y en el rendimiento escolar. Todas estas circunstancias revelan que este problema menor puede ser una patología mayor si no se ataja a tiempo.
Uno de los últimos avances para tratar el acné menos grave es el ácido glicirricínico (AG), procedente de una planta antiquísima (de hecho, es una de las drogas más antiguas del mundo) que ha sido utilizada en la medicina china durante siglos debido a sus propiedades antiinflamatorias y antiulcerosas. Su eficacia se ha probado en un estudio, desarrollado en la clínica Dost de Eslovaquia durante cuatro meses, y sus resultados se han publicado ahora. Participaron nueve varones y nueve mujeres, de una media de 14,5 años, y con acné en distintos grados. Los ensayos dejaron ver que el AG, en combinación con el aloe vera (lo encontrarás en una crema llamada Granex), actúa en un plazo de dos semanas y disminuye la incidencia del acné en más de un 75 por ciento. Asimismo, el número de lesiones inflamadas disminuye en dos tercios hacia los cinco días.
¿Cómo actúa? «Regula la secreción de sebo, controla la infección bacteriana o vírica que se halla en el folículo y produce una exfoliación sobre el grano, lo que provoca su desaparición», cuenta la doctora eslovaca Hana Zelenkova, miembro del Consejo Mundial de Dermatología y directora del estudio. «El aloe vera (antiinflamatorio, repitelizante y cicatrizante) estimula la cicatrización de dentro hacia fuera. Y mantiene al paciente sin recaídas durante ocho semanas».