Haciendo hueco
Sin importar cuánto nos esforcemos seleccionando, cambiando o almacenando de mil maneras distintas nuestras pertenencias, siempre ocurre que algunos lugares quedan abarrotados de objetos. Lamentablemente, esas zonas problemáticas: los cajones de escritorio, el armario para guardar la ropa o el lavabo, por citar sólo unos ejemplos, son aquellos que usamos a diario. Pero estos lugares no tienen porqué estar condenados al desaliño. Tratar de dividir un caótico cajón de escritorio con una serie de cajas pequeñas o creando estantes en la parte inferior de un medio armario es suficiente para alcanzar una buena armonía en estos sitios de conflicto. Una serie de métodos simples nos pueden ayudar a organizar los espacios más trajinados del hogar. Con el correcto sistema en su lugar, pasaremos menos tiempo reacomodando objetos, o buscándolos. Y más tiempo haciendo cosas más útiles y placenteras.
Para el cajón de escritorio podemos usar cajas de madera para dividir y organizar una gaveta repleta de objetos sueltos. Mediremos el interior del cajón, cortando un trozo de papel de ese tamaño. Anotaremos la profundidad del cajón. Después llevaremos el papel a un negocio que venda organizadores para cajones de madera. Pondremos cajas de diferentes tamaños encima del papel, cubriendo la mayor parte de la superficie. Si queda espacio, añadiremos latas de especias con tapa. Ese tipo de tarros son excelentes para pequeños objetos, como botones, clips o chinchetas. Acomodaremos los envases en el cajón, y los usaremos para mantener juntos objetos similares.
Para el armario instalaremos estantes debajo de una fila de chaquetas para aprovechar mejor el espacio de éste. Es bueno dar a cada uno, una única utilidad. Escoge un estante para zapatos y otro para cajas donde puedas guardar objetos variados y así con todos. Deja un espacio de unos 30 centímetros entre los estantes y el marco de la puerta, y tendrás sitio suficiente para poner botas y un paraguas. Instala ganchos largos en la parte posterior de la puerta y úsalos para colgar bolsas de mano. También puedes fijar un organizador de acrílico a la puerta, a fin de poner tu cartera y tus gafas de sol.
Debajo de la cama es un excelente lugar para ganar mucho espacio. Mantén sábanas, colchas y almohadas extras a tu disposición en cajones rodantes, y cúbrelos con tela a fin de que no se ensucien con polvo. Para fabricar los cajones, mide el largo y el ancho de tu cama. Construye cuatro cajas de madera contrachapada (o encárgaselas a un carpintero) para poner debajo de la cama. Deja de dos a tres centímetros entre cada cajón y las patas de la cama, y seis centímetros entre la parte superior de los cajones y el marco de la cama. Pinta los cajones del color que más te guste. Añade pequeñas ruedas de unos dos centímetros montadas en láminas en cada esquina de las cajas. Usando una broca, haz un agujero lo bastante profundo para acomodar las ruedecitas. Insértalas, y asegúralas con tornillos. Fija dos cajones corredizos al frente de cada caja. Para cubrir las cajas, corta tela dos centímetros más ancha que cada caja en todos los lados. Haz un doblez de dos centímetros en la tela. Pasa la plancha. Luego, cose los dobladillos en el sitio. Con ayuda de un martillo y de un equipo para abrochar la tela a la madera (que se consigue en ferreterías) atornilla un botón de presión a cada esquina del cajón y al centro de cada lado. Fija a la tela los correspondientes extremos superiores de los broches a presión, y asegúralos a las cajas. Y ya está. Espacio ganado.
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